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Ser madre soltera, una decisión cada vez más habitual

Las clínicas de reproducción asistida atienden el doble de mujeres solas en busca de un embarazo.

Ni la crisis económica ha conseguido disuadir al creciente número de mujeres que deciden ser madres en solitario. Al menos, esto es lo que indican las cifras recogidas por diversas clínicas y estudios al respecto. A falta de estadísticas oficiales, el incremento ha sido del 100% en la última década, según datos de los centros afiliados a la Asociación Nacional de Clínicas de Reproducción Asistida (Anacer). En este sentido se calcula que entre el 15% y el 20% de las mujeres que acuden a uno de estos centros lo hacen solas. Mientras que una de cada diez adopciones en España las llevan a cabo mujeres sin pareja, tal como se desprende de este estudio publicado por el Instituto de la Mujer.

Por otro lado, el 60% de las pacientes que acuden solas a una clínica de reproducción asistida consiguen un embarazo gracias a una inseminación artificial, técnica que consiste en controlar la ovulación de la mujer e introducir en la matriz el semen, previamente mejorado en el laboratorio. A menudo es necesario más de un ciclo para conseguir un resultado positivo. El resto de mujeres debe de someterse a la fecundación in vitro o la donación de óvulos. De hecho cada vez es más habitual recurrir a gametos de donantes como consecuencia del retraso de la mujer en la maternidad. Los centros de reproducción no tratan a pacientes con más de 50 años y alertan de que a partir de los 35 años la fertilidad cae drásticamente.

Las dificultades de la maternidad en solitario

Rosa Maestro, fundadora de Masola.org, web cuyo objetivo es apoyar la maternidad en femenino, tenía 38 años cuando decidió recurrir a un centro de reproducción asistida para ser madre, tras varias relaciones de pareja fallidas. Maestro analiza las causas que suelen llevar a la maternidad en solitario: “La mujer se encuentra con una edad avanzada, con varias relaciones a las espaldas, posiblemente con un divorcio o con una pareja que no quiere tener hijos”, explica. Todo esto, junto con el deseo de ser madre, hace que se plantee esta posibilidad. “Además, en España las leyes de reproducción son mucho más permisivas que en otros países y esperemos que sigan siéndolo”, añade Maestro.

En nuestro país, la  Ley 35/1988 ya permitía estos tratamientos a toda mujer indicando en su exposición de motivos que “desde el respeto a los derechos de la mujer a fundar su propia familia en los términos que establecen los acuerdos y pactos internacionales garantes de la igualdad de la mujer, la Ley debe eliminar cualquier límite que socave su voluntad de procrear y constituir la forma de familia que considere libre y responsablemente”. En el artículo 6 de la vigente Ley 14/2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida se indica que: “Toda mujer mayor de 18 años y con plena capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya prestado su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa.

Pero si bien, por un lado, la legislación es permisiva, por otro, el apoyo institucional y social a las familias monoparentales es escaso. “Ser madre o padre hoy en día es demasiado complicado”, y añade, “la conciliación es una utopía y no hay ayudas”, por lo que la fundadora de Masolal.org llega a la siguiente conclusión: “Nuestros hijos son un auténtico milagro de supervivencia familiar”. En este sentido, los responsables de las clínicas de reproducción asistida consultadas coinciden en el hecho de que la mayoría de mujeres que quieren ejercer la maternidad en solitario cuentan con un importante apoyo familiar.

Aparte de las que quieren conseguir un embarazo, también hay mujeres que se plantean adoptar, aunque se encuentran con serias dificultades para concluir con éxito una adopción nacional. Cuando Rosa Maestro decidió ampliar la familia con un segundo hijo, se decantó primero por esta opción. “Me rechazaron porque dijeron que era mejor un matrimonio o una pareja, que el menor estaría más seguro y más estable, eso sí, me ofrecieron un niño con problemas, ¿incoherente, no?”. Al final se acabó decantando por una adopción internacional y, actualmente, ha conseguido darle una hermana a su hija.

Los retos de la maternidad en solitario van más allá. Un estudio elaborado por la Universidad de Barcelona en el 2011 llega a la conclusión que ser madre sola constituye para las empresas un indicador inequívoco de menor productividad y mayor absentismo y conflictividad laboral. Sin embargo, y a pesar de todas estas apreciaciones, las familias monoparentales trabajan más en el mercado, con igual o menor absentismo ocupacional y silenciando sus circunstancias personales para evitar el despido.

Fuente: La Vanguardia

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