Técnica pionera para preservar la fertilidad de algunos niños con cáncer
La técnica consiste en preservar parte de su tejido testicular, que contiene células espermáticas inmaduras, y que le será reimplantado cuando cuando el niño sea adolescente y ya pueda fabricar espermatozoides.
La técnica consiste en seleccionar a los pacientes de más riesgo, «y antes de que empiecen el tratamiento de quimioterapia, coger un fragmento de su tejido testicular para que, el día de mañana, se le pueda reimplantar, o que en el laboratorio se puedan conseguir espermatozoides maduros con los que posteriormente, mediante técnicas de reproducción asistida, pueda tener hijos biológicos».
Hasta ahora, a este grupo de pacientes masculinos, «no había nada que ofrecerles». Si eran adolescentes de entre 13 o 14 años, la opción de preservar su fertilidad es mucho más fácil, ya que su alternativa natural sería hacerse una criopreservación de semen. «Sin embargo, los pacientes más pequeños no pueden emitir una muestra de semen», y por eso se ha puesto en marcha este proceso.
No obstante, y a diferencia de lo que ocurre con las niñas, todavía no existe ningún recién nacido vivo que haya venido al mundo gracias a la preservación de tejido testicular, no sólo porque estos niños no han llegado todavía a la edad reproductiva, sino porque esta técnica se encuentra todavía en investigación. «La preservación de tejido ovárico está pasando ahora de la fase de investigación a la práctica clínica, pero la de tejido testicular está menos avanzada».
Por tanto, todavía no se puede saber la posibilidad de éxito de esta técnica, como tampoco se supo en su día la de su equivalente en niñas. Ahora mismo,«alrededor del 30% de las mujeres a las que se les ha reimplantado su tejido ovárico han dado a luz hijos vivos».
No obstante, «no hay que alarmar a la gente con este tema, ya que no es un problema de todos los niños oncológicos. A ese 25% que tiene un alto riesgo de infertilidad hay que buscarle una alternativa, pero la gran mayoría no va a tener ese problema».
fuente: http://www.elmundo.es/salud/2015/12/23/567ad304e2704e30558b45d4.html
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