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Ser madre a los 62 años

Lina Álvarez, es la mujer de 62 años que en poco menos de un mes tendrá una hija en el Hospital Universitario Lucus Augusti de su ciudad.

El feto es consecuencia de una técnica de reproducción asistida, la implantación de un embrión fruto de la fecundación in vitro (FIV). Ella misma ha aclarado que el óvulo a partir del cuál se formó el embrión no es suyo. No hacía falta que lo hiciera: hace más de 20 años que sus ovarios dejaron de funcionar al entrar en la etapa que se conoce como menopausia.

«Aunque se regula la edad mínima, que se establece en 18 años, no se establece un límite superior; en lo que a la Ley se refiere, a una mujer de 95 años se le podría implantar un embrión», apunta exagerando el especialista.

Ante esta posibilidad, fueron las propias clínicas de reproducción asistida, bajo el auspicio de la asociación científica que las agrupa, la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), las que desarrollaron un código de autorregulación que desaconsejaba llevar a cabo procedimientos de este tipo en mujeres mayores de 50 años. «No existe un límite legal de edad para ser receptora de embriones, si bien la mayoría de los centros consideran los 50 años como el máximo aceptable para la transferencia», se puede leer en elManual de buena práctica clínica en reproducción asistida, publicado por la SEF.

Dentro de esa mayoría, al menos hay una clínica que no está. No se sabe el nombre, ni el médico que está detrás. Álvarez, que ha contado su caso con todo lujo de detalles, ha omitido este dato. Tan sólo que lo «encontró por internet». Diez años antes, la médico localizó una clínica similar: la primera vez que se implantó un embrión también superaba los 50 años. Su hijo Samuel, de 10 años, fue el resultado.

No es la primera vez que esta mujer está en los medios: hace 27 años dio a luz a su primer hijo, al que llaman Chiquito y que tiene graves daños cerebrales. Durante mucho tiempo, Lina luchó porque la justicia reconociera que la enfermedad había sido causada por una amniocentesis mal realizada. El Tribunal Supremo le quitó la razón en 2010.

 

Fuente: http://www.elespanol.com/ciencia/salud/20160915/155735299_0.html

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