¿Sabes qué es el síndrome antifosfolípido?
Cada embarazo es una nueva vida y cada vida tiene sus particularidades. Es interesante saber las diferentes enfermedades con las que nos podemos encontrar en un embarazo.
El síndrome antifosfolípido (SAF) es una enfermedad que afecta a los mecanismos de coagulación y puede generar problemas durante el embarazo en cuanto a falta de crecimiento del feto e hipertensión arterial.
Se incluye dentro de las trombofilias que engloba aquellas enfermedades que se caracterizan por la tendencia a la formación de trombos tanto en sistema arterial como venoso. Se produce por presencia de anticuerpos en sangre que alteran el mecanismo de los fosfolípidos, sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de la circulación sanguínea y coagulación.
También se conoce como síndrome antifosfolipídico pueden padecerlo muchas personas y carecer de sintomatología. De hecho, está descrito un porcentaje en mujeres del 2% de afectadas que no sufren ningún trastorno asociado. No se trata de una enfermedad contagiosa ni tampoco terminal pero, es cierto, que requiere especial atención durante el embarazo por su repercusión sobre el desarrollo fetal.
Las complicaciones más habituales durante el embarazo suelen ser: trombosis, abortos, crecimiento fetal retardado, partos prematuros e hipertensión arterial severa durante la gestación.
Diagnóstico
Su identificación es especialmente importante en mujeres con antecedentes trombóticos, partos prematuros, abortos y muertes fetales recurrentes sin causa aparente, también en casos de hipertensión arterial o crecimiento inadecuado del bebé intraútero.
El diagnóstico de la enfermedad requiere de un doble criterio, clínico y de laboratorio. Estos dos criterios no tienen por qué ser coincidentes en el tiempo, de hecho, se recomienda que el periodo que ha de transcurrir entre ambos sea superior a 12 semanas e inferior a 5 años.
Los criterios clínicos incluyen la trombosis vascular (confirmada según criterios objetivos validados) y la morbilidad gestacional. Bajo el paraguas de este último criterio, se incluye abortos de bebés normales antes de la décima semana de gestación (3 o más abortos consecutivos), muertes de fetos sin causa aparente por encima de la semana 10 con morfología fetal normal contrastada médicamente o bien, prematuros por debajo de las 34 semanas de gestación como consecuencia de una insuficiencia placentaria, morfológicamente normales.
Los criterios de laboratorio suponen la presencia de uno o más de los siguientesanticuerpos: anticoagulante lúpico (AL), anticuerpos anticardiolipina (aCL) y anticuerpos antiβ2-glicoproteína I.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas serán en función del lugar y la extensión de la trombosis, así como su posible embolización a otros órganos. Las más frecuentes son:
- Trombosis: se trata de la más habitual y puede afectar a cualquier vaso del organismo. Suelen ser de carácter recurrente y con más frecuencia en el mismo sistema en el que se iniciaron. En pacientes de bajo riesgo son un indicio claro del síndrome. Es habitual que la enfermedad debute en situaciones en las que el riesgo se ve aumentado como es el caso del embarazo, toma de anticonceptivos y puerperio.
- Trombosis venosas: del mismo modo que en el caso anterior, su aparición en individuos de bajo riesgo hace sospechar la enfermedad. Las venosas son las más frecuentes, especialmente en extremidades inferiores.
- Trombosis arteriales: son menos frecuentes que las venosas (30% de los casos frente al 70% venosas) y generalmente, cerebrales.
Además de éstas, existen otras manifestaciones como la trombopenia (plaquetopenias leves o moderadas), lívedo reticularis (coloración azul rojiza en piel de extremidades inferiores, muy frecuente en casos de SAF), SAF catastrófico (se trata de una manifestación grave del síndrome antifosfolípido caracterizada por una trombosis generalizada que aparece de forma aguda y tiene un índice de mortalidad de alrededor del 50%) y trastornos neurológicos (algunos de ellos pueden ser migraña, mielitis transversa, demencia multiinfarto o corea).
Manifestaciones durante el embarazo
El aborto recurrente es la manifestación más habitual de la enfermedad durante el embarazo y con mayor especifidad durante segundo y tercer trimestre de gestación. Suele darse acompañado de un retraso en el crecimiento fetal, oligoamnios, alteraciones del Doppler e hipoxias, así como preeclampsias.
En general, todas estas manifestaciones van a desembocar en partos prematuros, siendo su tasa de aparición de alrededor del 30%.
Tratamiento
Los escenarios en caso de SAF son tan variados que existe controversia en su tratamiento. Tan sólo un 30% de los pacientes con anticuerpos y sin manifestación clínica van a desarrollar el síndrome, de modo que en estos casos, la profilaxis no estaría indicada. Sin embargo, en el momento en que hay presencia de trombosis, ya sea venosa o arterial, la indicación de anticoagulantes es clara, puntual o indefinida en función de si existe riesgo de recurrencia.
El uso de alternativas o complementos tipo inmunosupresores, esteroides, antiagregantes plaquetarios, etc. es todavía más cuestionado. En caso de trombosis cerebral, sin embargo, se recomienda el uso simultáneo de heparina y esteroides asociados a azatioprima o ciclofosmamida.
En el caso de mujeres embarazadas se puede utilizar el ácido acetil salicílico en baja dosis desde el principio del embarazo, siempre que exista una positividad de anticuerpos antifosfolípidos. Si, además, se da el caso de trombosis previas, abortos o muerte fetal, se recomienda uso de predninona combinada con el ácido acetil salicílico y heparina subcutánea. También existen alternativas de tratamiento basado en recambio plasmático, inmunoglobulinas intravenosas a alta dosis, etc. Todo ello, estará en función del historial médico de la gestante, los riesgos que conlleve la situación y por supuesto, el criterio del médico especialista.
Es muy importante en este tipo de pacientes que el control médico sea multidisciplinar, especialistas en Obstetricia, Hematología y Medicina Interna o Reumatología y todos ellos, con experiencia en el manejo del síndrome y con una buena comunicación entre el grupo. La paciente ha de ser consciente de los riesgos de esta situación, tanto obstétricos como trombóticos. La paciente debe ser informada que se trata de una causa de pérdida gestacional pero, afortunadamente, con tratamiento y que, en general, el 80% de los casos disfrutan de un buen final.
fuente: http://www.reproduccionasistida.org/sindrome-antifosfolipido-saf/
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