«Ecografias» populares para saber si es niño o niña
Antes de que existieran las ecografías, las diferentes culturas del mundo ya tenían sus propios métodos para averiguar el sexo del bebé. En España y Latinoamérica se dice que puede saberse por la forma del vientre: niño si es puntiagudo, niña si se extiende hacia los lados. O por la belleza de la embarazada: si está más guapa, será niño; si está más fea, nena. Una tradición más antigua asegura que si suspendemos el anillo de casada colgado de un cordel sobre el vientre y gira haciendo círculos, será una niña y si se mueve de forma recta, un varón. En Portugal se dice que comer verduras y frutas redondas ayuda a tener una descendiente femenina y que, si son alargadas, como zanahorias o pepinos, es más fácil que sea un machote.
Más afines a las mediciones, las viejas matronas inglesas afirmaban que si el corazón del feto late muy deprisa, delata a una niña y si lo hace más despacio, a un niño. Pocos varones habría en el mundo si fuera cierta la creencia popular de las islas Orkney de Escocia, que asegura que si un extremo del arco iris cae en la casa de la embarazada, su retoño será varón.
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