«Dar la teta parece algo obvio, pero no lo es»
Para disfrutar de la maternidad las mujeres deben permitirse entrar en contacto con su propia animalidad, afirma la psicóloga Paula Santillán. Ella es experta en manejo de grupos y asesora en lactancia y en el apoyo a mamás «al borde del ataque de nervios». Los miedos de las nuevas madres.
«El cambio que significa la maternidad es tan enorme, tan profundo, que de repente te encontrás en tu casa con el bebé y te sentís un poco loca, abrumada por lo que deberías hacer, qué está bien, qué está mal. Porque todo eso que habías construido hasta ese momento con tu identidad profesional, con tus redes sociales, pierden el valor que tenían. Y empezás a cuestionar cada cosa», afirma Paula Santillán.
Psicóloga egresada de la UNT, master en adicciones y en grupos en la Universidad de Barcelona, Paula también es madre, como se puede adivinar. Una madre que logró zafar del ataque de nervios cuando pudo encontrarse en Barcelona -su casa, durante muchos años- con otras mujeres que no sabían muy bien cómo lidiar con la maternidad. Y fue a partir de esa experiencia «en red» con mujeres catalanas que la psicóloga, de regreso a su Tucumán natal, decidió reciclarse profesionalmente. Aprovechando su especialización en el trabajo con grupos y en lactancia materna, se convirtió en consultora de mamás a las que les cuesta disfrutar de la experiencia más íntima, más intransferible, que le pueda tocar a una mujer.
Con la llegada del bebé aparecen miedos nuevos…
Y sobre todo, encontrás la soledad: sola con tu bebé, en casa. Lo que a mí me ayudó enormemente es que en Barcelona ya hay una enorme cantidad de recursos que te hacen salir de la casa, contactarte con otras mamás. Por otro lado, te ayudan en algo que parece tan obvio, que es dar el pecho, pero que no es sencillo en absoluto. Vivimos en un mundo en el que estamos tan desconectados de la naturaleza, que lo mismo nos pasa con nuestro propio cuerpo, como si ya no registráramos la naturaleza de nuestro propio cuerpo. Hubo en la Historia muchas etapas de crisis respecto de lo que es la lactancia, tiempos en los que no estaba bien visto amamantar al bebé, y se les pagaba a nodrizas para que lo hicieran. Y eso ha generado problemas de salud pública importantes. Por eso es que la OMS y Unicef distinguen a los centros hospitalarios que protegen la lactancia materna. Sé que en Tucumán hay avances interesantes; pero todavía falta. Además, acá la clase media no da a luz en los hospitales públicos, sino en los sanatorios. Entonces, depende del profesional que te toque el hecho de dar -o no- un apoyo a la lactancia materna.
Las dificultades para dar de mamar, ¿son fisiológicas o psicológicas?
De los dos tipos. La lactancia es un fenómeno biosicosocial. El cuerpo de la mamá tiene que producir mucha leche, y eso está estimulado por la succión del bebé. Por otro lado, hay una valoración social del hecho. En los años 70, 80, fue el boom de las leches artificiales. Hoy se sabe que la especificidad que tiene la leche materna no la tiene ninguna leche de laboratorio. No hay modo de llegar por síntesis a la fórmula de la leche de madre.
¿Y desde lo psicológico?
La mujer actual está en un mundo moldeado por un sistema masculino. Me parece que el feminismo que ha triunfado se ha centrado en el desarrollo y las oportunidades más ligadas a las necesidades del varón, pero no contemplan las necesidades de género de la mujer. Aunque no lo parezca, la maternidad no está revalorizada, porque las mujeres nos decidimos a tener hijos cada vez más tardíamente; cada vez hay más dificultades para quedar embarazada.
¿Por qué?
Porque las cuestiones que rodean al hecho esencial de la maternidad parecen no sintonizar con el mundo de la producción. Por otro lado, la mamá, cuando tiene su bebé, siente que queda fuera del sistema, porque no puede trabajar. Muchas sienten que están encerradas, que pierden la libertad, la independencia. Y en parte es así porque la sociedad no está diseñada con un sistema que acoja a las mamás. Por ejemplo, ¿qué lugares tienen las mujeres para trabar lazos sociales con otras pares?
¿En España la situación es distinta?
En Barcelona se han empezado a formar redes de madres. Yo empecé a contactarme con otras más en grupos de apoyo a la lactancia, porque me dolía la teta. Y me dolía porque lo colocaba mal al bebé. Y era un detalle técnico que tenía que ver con una mala postura. El bebé es un animalito que nos hace contactarnos con nuestra propia animalidad. Si logramos contactar con eso, la maternidad puede ser algo placentero, hermoso. Pero el problema es que en los valores que vivimos ahora eso nos da miedo.
¿Cuáles son los temores más frecuentes que percibís en las mamás jóvenes?
Mucha inseguridad respecto de lo que es el cuidado adecuado del bebé. Por otro lado, aparece un bombardeo de «cuidado que lo estás malcriando». Creo que eso hace que se le complique la existencia a la mamá, que no confíe en sus intuiciones.
¿La maternidad es un saber innato?
Hay de las dos cosas; hay algo ancestral, que lo olvidamos, que nos viene de nuestra propia naturaleza mamífera. Y hay cuestiones aprendidas, culturales, sobre qué es lo mejor para la crianza de un bebé; cuestiones sobre las que hay debates, no hay posiciones unificadas,
Un tema que genera controversia es la decisión de tener un solo hijo.
Las parejas que han decidido tener sólo un hijo, y sobre todo las mamás de un sólo niño, reciben habitualmente la recomendación de engendrar al menos un hermano para ese «pobre niño que corre el riesgo de sufrir de soledad, aburrimiento y de convertirse en mimado, malcriado y egocéntrico». La decisión de tener más de un hijo tiene más componentes emocionales que racionales, lo que un papá o una mamá digan respecto a tener o no otro hijo es sólo una parte del cuadro completo. En todo caso, será siempre de suma importancia sincerarse respecto de qué están dispuestos a sacrificar a favor de otro niño.
¿Cuáles son los otros temas que perturban a las mamás ?
Por ejemplo, dormir con el bebé. Hay profesionales que recomiendan que el bebé no duerma con los padres, esas mamás no logran dormir ni dos minutos, porque están atentas al bebé. Unicef dice que si te dormís dándole la teta al bebé, eso no está mal. Los hospitales que favorecen el contacto de la mamá y el bebé ponen una cunita al lado de la cama, pero enfatizan la importancia del contacto físico, por lo menos hasta los nueve meses. Es fundamental el contacto corporal, tanto con la madre como con los otros cuidadores.
¿Cómo se explica la depresión posparto?
Tiene un componente biológico, pero es una cuestión biosicosocial; y hay factores de protección, como la lactancia materna. Una mamá que amamanta tiene menor probabilidad de sufrir una depresión posparto.
Fuente: La Gaceta
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