Inseminación ArtificialReproducción Asistida

Criopreservación de especies amenazadas

Las técnicas de reproducción asistida no sólo ayudan a parejas que no pueden tener hijos, sino también a especies amenazadas. La criopreservación permite congelar material genético y evitar la extinción de animales como el cóndor de California, la gacela africana, el ciervo ibérico o plantas endémicas del Cantábrico. Científicos de todo el mundo trabajan en bancos de recursos genéticos con el objetivo de conservar el material de todas las especies en peligro, una tarea complicada que requiere de mayores investigaciones y medios.

El número de especies amenazadas es cada vez mayor. Desde el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente se afirma que en la actualidad se asiste a la sexta extinción masiva, en este caso, provocada por los seres humanos.

Las técnicas de reproducción asistida no son la solución al problema, pero sí pueden ser de gran ayuda. Las especies en peligro quedan a menudo reducidas a pequeñas y aisladas poblaciones. El intercambio genético es escaso y la consanguinidad entre los individuos emparentados da lugar a descendientes más vulnerables a las enfermedades, los parásitos y los problemas de reproducción.

Para evitar este problema, diversos equipos científicos de todo el mundo recurren a la criopreservación. Gracias a sistemas como el nitrógeno líquido, la idea consiste en congelar a temperaturas muy bajas semen, óvulos, embriones y tejidos vivos y conservarlos en bancos de recursos genéticos sin perder su viabilidad. Este Arca de Noe de alta tecnología permite aprovechar el material más tarde para dar lugar a nuevos ejemplares, incluso en el caso de que hayan muerto.

Las ventajas de este sistema son diversas. El intercambio genético entre poblaciones aumenta, ya que se puede inseminar a una hembra con el semen de otro ejemplar de una zona geográfica diferente. También se favorece la cría en cautividad de especies: el número de ejemplares es a menudo pequeño, en especial, el de los grandes mamíferos que necesitan mucho espacio.

Casos destacados de criopreservación

Las técnicas de criopreservación se han utilizado desde hace un cuarto de siglo en ganadería y acuicultura para mejorar la selección de organismos. La idea de crear un banco de recursos genéticos congelados surgió en Estados Unidos en 1977. El zoológico de San Diego (California) es el pionero mundial en la creación y mantenimiento de un banco de células congeladas para su posible utilización futura si las especies se extinguieran.

En la actualidad, el banco del zoológico californiano es el más destacado del mundo, con más de 600 especies conservadas y un centro de referencia en la materia. Gracias a sus especialistas, se han podido recuperar especies como el cóndor de California, que ha pasado de estar a punto de extinguirse a disponer de unos 300 ejemplares.

En España también hay casos destacados de criopreservación de especies amenazadas. Un equipo de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) logró en 2005, por primera vez en el mundo, el nacimiento de una gacela africana mediante inseminación artificial con semen congelado. La cría nació por parto natural en el Parque de Rescate de la Fauna Sahariana, en Almería. Los científicos han aplicado su técnica reproductiva en otras especies de gacelas norteafricanas en peligro de extinción.

Los investigadores de la UCLM y el CSIC son también los únicos  en aplicar un sistema de inseminación artificial y congelación de semen para el ciervo ibérico y han creado un banco de semen para esta especie con más de 75.000 dosis.

En 2003, el Ministerio de Medio Ambiente y el CSIC acordaron la puesta en marcha del banco de germoplasma y tejidos de especies de fauna silvestre amenazada. Con sede en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, entre sus objetivos destaca el desarrollo de técnicas de criopreservación de especies en peligro, como el lince ibérico o el visón europeo.

En Asturias, la Consejería de Medio Ambiente dio luz verde en 2004 al desarrollo de un archivo zoogenético en Somió (Gijón). Sus responsables acumulan material de especies animales emblemáticas amenazadas de la zona cantábrica, como el oso pardo, el lobo, el urogallo  o el rebeco. Mientras, el Banco de Germoplasma del Principado de Asturias conserva material de varias especies de plantas vasculares (con tallo) endémicas del Cantábrico.

Desafíos de la criopreservación

La criopreservación se enfrenta a varios desafíos que ponen a prueba su efectividad. Sus responsables deben obtener muestras sin restos de contaminación, infecciones o parásitos. Esta tarea es complicada en el caso de las especies en peligro, cuyo número es bajo y en condiciones poco aptas para su reproducción idónea.

Los investigadores necesitan desarrollar más la tecnología de criopreservación y reproducción asistida para aumentar sus resultados. La técnica es bien conocida para células de mamíferos, tanto de especies domésticas como los propios seres humanos. Sin embargo, los protocolos para especies silvestres y de otros animales menos estudiados necesitan un mayor desarrollo.

Los espermatozoides son células delicadas que requieren un laborioso proceso para que puedan aguantar la congelación. Por su parte, para lograr una inseminación artificial con éxito, se necesitan estudios previos de las hembras de la especie en concreto.

El objetivo de lograr reunir en estos bancos todas las especies en peligro está muy lejos: cada año la cantidad de seres vivos amenazados crece y los recursos para almacenar su material genético son limitados. Por ello, sus impulsores reclaman más apoyo y recuerdan que estos estudios podrían ayudar a conocer mejor el comportamiento celular cuando se suspende su funcionamiento por congelación.

Fuente: Ecoticias

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