‘Congelar óvulos’: una opción para las mujeres que quieren aplazar su maternidad
La vitrificación de óvulos es una opción al alcance de aquellas mujeres que quieren elegir el momento idóneo para ser madres y, llegado el día, poder hacerlo con las máximas garantías.
Los expertos señalan que la edad adecuada para congelar óvulos está entre los 30 y los 35 años, pues la posibilidad de abortos es más baja y las alteraciones cromosómicas con menos frecuentes.
La humilde probeta dio nombre a la primera generación de bebés nacidos gracias a la entonces revolucionaria técnica de fecundación in vitro. Cuarenta años después, la reproducción humana asistida abre nuevas ventanas de oportunidad al deseo de ser madre que ni siquiera existían en el debate social cuando, en 1978, nació Louise Brown, la primera ‘bebé probeta’. La que más auge ha adquirido en los últimos años es la denominada vitrificación de óvulos, que permite a la mujer dejar en suspenso la implacable carrera contra el tiempo que debe librar la fertilidad.
Básicamente, la vitrificación consiste en la congelación ultrarrápida de los óvulos -lo que evita la formación de cristales que dañen la célula- y su conservación a 196 grados bajo cero en nitrógeno líquido. De esta forma mantienen prácticamente intactas todas las características que tenían en el momento de la vitrificación, como una foto fija, hasta que la mujer decida ser madre.
Originariamente, la vitrificación se concibió para mujeres cuya fertilidad estaba comprometida por la necesidad de someterse a tratamientos contra el cáncer y otras enfermedades. “La quimioterapia y la radioterapia pueden tener un efecto de pérdida de ovocitos y atrofia ovárica que en la mayoría de los casos será irreversible”, advierte la Sociedad Española de Fertilidad (SEF).
Pero, no es sólo una posibilidad destinada a las mujeres en edad adulta, sino también para las niñas. Pues, según la SEF, se estima que en España “se diagnostican al año 1.000 nuevos casos de cáncer en menores de 14 años”. No obstante, añaden, “los avances terapéuticos y diagnósticos han logrado que el 75% de los tumores infantiles sean curables, aunque, a cambio, las terapias provocan algunas secuelas como la infertilidad que puede afectar al 25%-30% de los casos en ambos sexos”.
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